Básicamente: la búsqueda del tesoro. Tal cual ¡pero a lo 3.0! El juego consiste en encontrar "tesoros" escondidos en determinadas partes del mundo. Y dicho así podríamos pensar que el mundo es muy grande y la cantidad de cachés pequeña. Ni muchos menos: en 2019 había más de tres millones de cachés. ¡Y subiendo!
Vale, pero ¿por dónde empezar? Sencillo: empezamos por la aplicación. Diría que por la página web, que también, pero al final mi lado profesional que curra en esto del mundo internáutico asegura que usamos más móviles que ordenadores y que es más fácil tirar de la app que de la web. Tiene la opción de ver un mapa directamente con tu posición y los cachés más cercanos, navegar con su propio GPS (aunque no sea muy exacto), registrar los cachés más rápido, etc. Así que lo primero: bajar la app 📱⬇️
Una vez instalada la aplicación, toca darse de alta. Y con eso, básicamente, ya estas list@ para ello. ¿Consejo? Además de la aplicación lleva siempre un bolígrafo encima. Es cierto que puedes registrar cachés con fotos, pero no queda muy bien (por propia experiencia lo digo).
Aplicación y bolígrafo y ya estamos preparad@s. Ahora simplemente busca o el lugar en el que estés, o en el que vayas a estar o en el que quieras mirar si hay y a por ellos. Verás que hay diferentes tipos de geocachings, os hablo de ellos un poco más adelante. Mi consejo es que empieces con uno tradicional. Ponte las zapatillas y ¡a buscar!
IMPORTANTE: un pequeño consejo de una medio-veterana, revisad los últimos registros del caché. Puede pasar que o las coordenadas están mal o que haga tiempo que nadie lo encuentre. Y creedme, no hay nada peor que planificar una escapada o una ruta para buscar cachés yq eu éstos no existan o no estén bien mantenidos. ¡Y que te des cuenta al de un rato de estar buscando duele muuuuuucho!
20 tipos de caché. Sí, para todos los gustos y de sobra. Pero realmente hay sólo 4(+1) que son los habituales y en los que me voy a centrar (los 16 restantes, y salvo alguna ocasión especial de algún evento cerca, no los he visto nunca):
Si estás empezando en esto de buscar cachés, no te merece la pena. Es cierto que siendo premium ves muchos más cachés, pero para arrancar no es para nada necesario hacerte premium.
Ahora bien, si te engancha y buscas más aventuras plantéatelo en serio, más que nada porque los cachés para premiums son en más de un caso bastante chulos (aquí hay uno de un buzón con candado y 50 llaves entre las que buscar la adecuada). En mi caso creo que son 30 euros al año más o menos. Que sí, son 30 euros, pero ¿cuántos de nosotr@s pagamos, por ejemplo, Netflix sin usarlo tanto? Por mucho más. Si te molan los geochings, date ese gusto. ¡Le sacarás mucho rendimiento!
Y es que una de las cosas más chulas a la hora de poner un@ mism@ un geocaching en marcha es, además de encontrar el lugar idóneo, cómo hacerlo. ¿Pequeño o grande? ¿Complicado o simplemente escondido? Ese abanico de posibilidades da pie a una cosa maravillosa en este juego: la creatividad.
Lo común (es lo más sencillo) es esconder un tupper, o un tubo de eppendorf, o un imán que es supersencillo de apoyar en cualquier parte metalizada. Genial en caso de que pongas muchos y no tengas mucho tiempo, ¡sin duda! Pero (creo que...) hablo por muchos de los geocachers que recorremos el mundo, nada como agradecer el esfuerzo extra de crear un caché difícil de encontrar por su camuflaje, o su inventiva por ser un juego o un acertijo, o su complejidad en general. Y en este punto el límite a la hora de crear un caché es tu propia imaginación. ¿Sois de los que disfrutan creando además de escondiendo? Aquí os dejo unas cuántas ideas visuales para que disfrutéis y os inspiréis:
Venga, vale. Si estás en medio del desierto o te has adentrado en el peligroso mundo de Corea del Norte no, no los hay. Sino te aseguro que hay un geocaching más o menos cerca de ti.
Hay geocachings donde menos te lo esperas. Por ejemplo: Bilbao, plaza Moyua, de las más concurridas y recorridas por turistas y bilbainos. Pocos saben que en el árbol que está justo al lado de la plaza, frente a Sephora hay un geocaching escondido enganchado con una corteza de árbol. ¿La ola de Munich? Nuestro primer geocaching, en la valla del puente y además de contraseña (¡que molan mucho!).
Vale, cierto, es fácil encontrar geocachings en lugares "comunes", ciudades, ríos conocidos, senderos más habituales. Pero ¿y si probamos lugares más "imposibles"? Pensemos en sitios turísticos pero no tan comunes... Pongamos por ejemplo Machu Picchu: la senda del dorado que muchos ansiamos atravesar para llegar al tremendo mundo de los incas. Tiene cuatro geocachings. ¿Probamos otro? ¿Qué tal las pirámides de Gizá? Hay tres. ¿La antártida? Seis. ¿El Everest? En la cima se supone que hay uno, pero personalmente como que no me veo yendo a por él... eso sí, intentaría el que está en el campo base del Everest. Es verdad que muchos de estos geocachings no son tradicionales, muchas de estas zonas son zonas de máxima conservación y poner un geocaching, por muy pequeño que sea, entra en la ética de cada uno.
Navidad se acerca... 🎅 ¡ho-ho-ho! y no es por dar ideas a quienes me conocen (😁), pero ¡nunca se sabe! Estos son algunos de los regalos que como geocacher me molarían un montón:
Igual porque toca ese espíritu aventurero de cuando éramos más pequeños (¡vivan los Goonies!), o porque encontrar un tesoro es algo que siempre nos ha gustado, el geocaching es un juego/diversión al que unirse, compartir, conocer gente y disfrutar como un niño.